Juicio express

6 – Juicio express

Dos sillas y una mesa. Un hombre en mono de color naranja (como los de los presos en Guantanamo) entra y se pone a esperar. Llega una mujer en toga de abogada, muy excitada, con el móvil pegado al oído. Saluda con un gesto a su cliente y empieza a instalarse, mientras termina su conversación.

Abogada (al teléfono, mientras se sienta a la mesa y saca unos documentos de su cartera) – Mire, veinte años, no está mal. Con otro juez… y otra abogada, habría podido ser mucho más. Bueno, un poco más… No, créame, viente años está muy bién. En diez años, la condicional. Diez años pasan como un suspiro, se lo aseguro. Me casé hace diez años, y me parece que fue ayer. Bueno, perdón, pero tengo que dejarle, estoy ahora mismo con otro cliente, y… Sí, es inocente de verdad, ya lo sé. Pero bueno. ¿ Qué le vamos a hacer ? No se puede ganar siempre. Le vuelvo a llamar más tarde, ¿de acuerdo ? Chao, chao… (Guarda su móvil) ¡ Qué coñazo de hombre…!

Con una sonrisa comercial, se vuelve hacia el hombre.

Abogada Siéntese Señor… (Echa un vistazo a sus documentos) Martínez.

Hombre – Sánchez…

Abogada – Empezamos bien… Siéntese, Señor Sánchez, por favor (Tachando en el documento) No se puede imaginar… los documentos judiciales están llenos de errores de mecanografía. Sin contar las faltas de ortografía… Es para pensar que todos esos jueces son analfabetos. (Suspira) Y luego nos sorprendemos de que haya tantos inocentes en la cárcel… (Sonriendo de nuevo) Pero no se preocupe, vamos a sacarle de aquí ¿verdad? Bueno, de qué se le acusa, exactamente…? (Hojea sus documentos) Vamos a ver… Uiiii… Fíjese… Como una auténtica novela, ¿ no ? Tiene más páginas que El Quijote. Ya me preguntaba yo por qué mi cartera pesaba tanto… Pero ellos no se dan cuenta, no. Si yo tuviera que leerme todo esto… Bueno, resumiendo : Usted partió a su esposa en dos con una hacha, ¿ No es cierto ?

Hombre – No…

Abogada – ¡Perfecto! Es exactamente la respuesta que esperaba. Se trata de un accidente doméstico, claro…

Hombre – No…

Abogada – ¡Usted es inocente! Aún más sencillo. Estoy segura de que vamos a trabajar bien juntos, Señor Ramírez. Negarlo todo y no perder el tiempo con los detalles. Es la estrategia de defensa que recomiendo a todos mis clientes. Bueno, no siempre funciona, pero créame, es mucho más rápido que leer todos esos aburridos documentos. Las circunstancias atenuantes, la infancia desgraciada, el instante de locura, todo el rollo… Muy complicado. Para un resultado más bien incierto. Muy bien, lo vamos a hacer así. ¿ Usted conoce el juego del ni sí ni no ?

Hombre – Sí…

Abogada (bromista) – ¡Ah, ya se la pegué! Pero mi juego es todavia más sencillo: usted tiene que contestar no a todas la preguntas. ¿ Listo ?

Hombre (prudente) – Mmmm…

Abogada – ¿ Partió usted a su mujer en dos ?

Hombre – No…

Abogada – ¿ Tiene usted una hacha ?

Hombre – No…

Avocate – ¿ Se vistió alguna vez de mujer ?

El móvil de la abogada suena.

Abogada – Un momento, por favor… (Contesta) ¿Sí…? ¡Ah, sí, mi amor! ¿Cómo estás ? Pues no, tengo que ir a la peluquería a las cinco, y me quedan media docena de clientes por atender. ¿Te podrías ocupar del champán? Creo que no voy a tener tiempo… Ah, antes de que se me olvide, he invitado también al juez con su mujer, y al procurador con su amante… Así que serán tres cubiertos más… No tres, la amante del procurador es la mujer del juez. Muy bien, gracias… Eres un amor. Mil besos. Yo también… Hasta luego…

Guarda su móvil.

Abogada – Bueno… ¿Dónde nos habíamos quedado, Señor Hernández…?

Hombre – Sánchez…

Abogada – Claro. Hernández es el apellido de mi criada. O Fernández, no recuerdo. Bueno, es igual, verdad… Así que usted no mató a su mujer, y se acabó. Créame, así nos evitamos muchas complicaciones… Y al contestar no a todas las preguntas, usted está seguro de no contradecirse. ¿Tiene usted otra cosa que contarme, Señor Gómez ?

Hombre – Bueno… Sí…

Abogada (bromista) – Ah, otra vez cayó en la trampa… La buena respuesta era no. Bueno, tengo que dejarle, Señor González. Me quedan muchos inocentes como usted que salvar hoy antes de poder ir a la peluquería… Nos vemos mañana en el tribunal ¿de acuerdo? Y de nuevo, no se preocupe. Estoy convencida de su inocencia (Con segunda intención) Además, recibo al juez a cenar esta noche… Intentaré hablarle en su favor cuando esté un poco borracho. (Para sí misma) Pero antes de que empiece a ponerse cachondo como la última vez… Vamos, hasta luego, Señor Márquez…

La abogada sale, tan excitada como había entrado. El hombre se queda ahí, perplejo. Luego se da la vuelta. Se puede leer en su espalda en el mono una inscripción como « Servicio de Reparaciones ».

Hombre – Bueno, Manolo, ¿qué coño estás haciendo con la escalera? No nos vamos a pasar todo el día aquí para cambiar una bombilla, ¿no?

Oscuro.