Muerto de la risa

12 – Muerto de la Risa

Un (o una) policía observa a un médico forense mientrás está examinando a un cadáver.

Policía – ¿Cuánto tiempo lleva muerto, doctor?

Médico – Todavía esta tibio. Yo diría dos o tres horas, como máximo.

Policía – La mujer de la limpieza ha sido la que ha encontrado el cuerpo, desplomado en su asiento.

Médico – Mmm…

Policía – ¿Ya tiene usted alguna idea de la causa de la muerte?

Médico – Los análisis tienen que confirmarlo, pero creo no equivocarme, comisario, afirmándole que este hombre se murió de la risa…

Policía – Es más bien inhabitual, en efecto.

Médico – Una risa profunda. Muy violenta. Los cigomáticos no lo aguantaron. No hace falta que se lo dibuje…

Policía – ¿Alguna idea de lo que pudo provocar esa carcajada fatal?

Médico – Usted ha dicho que lo han encontrado en su sillón. ¿Estaba en casa viendo la tele…?

Policía – No.

Médico – ¿En el cine?

Policía – En el teatro.

Médico – Aún más sorprendente. Habitualmente, cuando se encuentra a algún espectador desplomado en su asiento al final de una representación, está más bien durmiendo…

Policía – ¿Y está usted seguro de que este hombre no esta simplemente durmiendo, muy profundamente, como consecuencia de un aburrimiento igualmente profundo, como los que se pueden padecer en los teatros…?

Médico – ¿Confundir un coma teatral con una estado de muerte clínica? Usted me está tomando por un principiante, comisario. En vez de eso ¿por qué no me dice qué clase de obra fue a ver este pobre hombre?

Policía – Eso todavía está por investigar. Mis hombres están interrogando al director del teatro y examinando la Guia del Ocio para comprobar sus declaraciones… Pero ya hemos cursado una orden de detención contra el presunto autor de la obra por homicidio involuntario.

Médico – ¿Involuntario?

Policía – Es que pretende haber escrito una tragedia… Pero bueno, yo tampoco soy un principiante. Sé como hacer hablar a un sospechoso…

Médico – Tiene razón, comisario. No se puede dejar en libertad a semejantes individuos. Si uno ya no puede ir al teatro sin temer morirse de la risa…

Policía – Parece que todavía esta agitado con algunos sobresaltos. ¿Está usted realmente seguro de que está muerto?

Médico – Será por los nervios. Créame, comisario, este hombre está muerto y bien muerto.

Policía – ¿Usted cree que ha podido verse morir?

Médico – ¿Por qué ? ¿Quiere interrogarle?

El Policía parece algo sorprendido.

Médico – Lo decía en broma, no se preocupe… En mi oficio, si uno no se puede reir de vez en cuando… Más vale desdramatizar, se lo aseguro. Mire, el domingo pasado, tuve que hacerle la autopsia a un pobrecito que había muerto de aburrimiento…

Comisario – ¿En un teatro también?

Médico – Peor… En casa de su suegra. Fíjese… Uno puede evitar ir al teatro el domingo, pero a comer en casa de su suegra…

Comisario – No me diga… ¿Y usted piensa que en este caso, la autopsia podrá revelar otros detalles interesantes?

Médico – Por lo pronto, le puedo decir que este desgraciado no tuvo su última cena en casa de su suegra. A menos que sea china…

El otro parece no entender.

Médico – Encontré rollitos de primavera en su estómago.

Comisario – ¿Rollitos de primavera?

Médico – No hay la menor duda acerca de esto. Y luego se tomó un pato lacado con arroz cantonés.

Comisario – ¿Y de postre?

Médico – Sin postre. Pero eso no tendría que sorprenderle, comisario. Los postres, en los restaurantes chinos… No valen nada, ¿ verdad ?

Comisario – ¿Y usted piensa que el hecho de que comió en un restaurante chino podría tener alguna relación con su fallecimiento ?

Médico – Ninguna.

Comisario – Bueno…

El comisario se dispone a marcharse.

Comisasrio – Muerto de la risa… ¿Cómo voy a anunciar eso a su familia…?

Médico – Usted tampoco tiene un oficio fácil, comisario… Venga a cenar a mi casa, alguna noche… Me quedan dos botellas de Burdeos que están para morirse. Uno tiene que relajarse un poco de vez en cuando, ¿ verdad ?

Comisario – Muy amable, Doctor… Lo hablaré con mi esposa. (Echando un vistazo hacia el cadáver) Se lo aseguro, parece que todavía esté sacudido por la risa…

Médico – Son los nervios, ya le digo…

Oscuro.