Recuerdos y proyectos

12 – Recuerdos y proyectos

Un viejo sentado en un banco, apoyado en un paraguas. Una vieja llega. Se sienta a su lado y le coge la mano con cariño. Él parece algo sorprendido.

Ella – Se está bien sentado así, ¿verdad…? Con esta tranquilidad…

Él – Sí…

Permanecen así sentados en silencio durante un tiempo.

Ella – ¿Recuerdas las primeras vacaciones que pasamos juntos…?

Él – No…

Ella – Ahora, para nosotros, todos los días son vacaciones…

Él – Sí…

Ella – ¿Pensaste en tomar tus pastillas?

Él (sorprendido) – No…

Ella (tendiéndole una cajita) – Toma, te las traje.

Él (cogiendo la cajita) – Gracias… (Traga una pastilla y luego mira la cajita). Son pastillas para el corazón…

Ella – Sí.

Él – Pero… Mis pastillas son más bien para la memoria…

Ella – ¡Son las pastillas de mi marido…!

Él – Entonces… será que no soy su marido…

Ella le mira escandalizada, y saca su mano.

Ella – ¡Hubiera podido decirlo antes!

Ella sigue sentada, enfadada. Él la mira.

En el otro lado del escenario, una chica, sentada en un banco, mirando a los viejos. Un chico llega y se siente al lado de ella, sin decir nada. Permanecen así sentados un momento en silencio.

Ella – ¿Nos imaginas cuando tengamos esa edad…?

Él – No…

Ella – Ella esta arregladita…

Él – ¿Ah, sí…?

Ella – Él tampoco lo ha notado…

Él – ¿Por qué tiene un paraguas? Si no hay ni una nube…

Ella – Será ella quién le pidió llevárselo. A esa edad, temes a las tormentas… Además, sabe que a él le sirve de bastón. Es más discreto… Es su coquetería…

Él – ¿Has visto? Ella tiene el pelo casi rojo…

Ella – Es bonito, ¿no?

Él – ¿Qué? ¿Tener el pelo rojo como los punks, a esa edad…?

Ella – Llevarán medio siglo casados, y siguen cogiéndose de la mano…

La vieja se marcha.

Él – ¡Vaya, mira! Se marcha. Y parece enfadada… A lo mejor, hace medio siglo que están riñendo…

Ella – Él le habrá dicho que le parecía demasiado rojo…

Silencio.

Ella – Me pregunto si al final no va llover… ¿Vamos?

Él – Bueno, sí…

El se levanta para irse.

Ella – ¿Y de qué me querías hablar?

Él – Bueno… No sé cómo decírtelo, pero bueno… No creo que vayamos a envejecer juntos…

Ella – Ya lo sé…

Él – ¿Y tú, querías decirme algo…?

Ella se levanta, y se nota que está embarazada.

Ella – Que tú también tendrías que haber cogido el paraguas…

Oscuro.