Salida de emergencia
El proyector alumbra a una pareja en la sala. El se pone su abrigo. Ella saca un cigarrillo.
Ella (entusiasta) – ¿Pues qué?
El (categórico) – Nulo.
Ella (ofendida) – ¿Nulo?
El – Totalmente nulo.
Ella – ¿Así que no has entendido nada?
El – ¿Por qué, había algo que entender?
Ella – ¡Ah, ok., claro…!
El le echa una mirada interrogativa.
Ella – Te vengas…
El – ¿Me vengo…?
Ella – Esto me gustó, pues a ti no te gusta… Es ruin, ¿no?
El – Pero si no me ha gustado, ¡no te voy a decir que me ha gustado solo para complacerte!
Ella – No has dicho que no te gustara, has dicho que es nulo. No es exactamente igual…
El – No veo mucho la diferencia, pero bueno…
Ella – Es nulo, me gustó, pues soy nula.
El – Lo dices tú…
Ella – No. Lo dice Platón.
El – ¿Platón dijo que eras nula?
Ella – Se llama un silogismo. Todas las mujeres son mortales, soy una mujer, pues soy mortal.
El – Si Platón lo dice… A mí, es esta nulidad lo que me pareció mortal. (Un tiempo)Además, no estoy seguro de que sea muy válido tu silogismo.
Ella – Muy bien. Vaya. Continúa…
El – ¿Pero qué te gustó de esto exactamente?
Ella – ¡Todo!
El – Es vago, ¿no?
Ella – ¿Y tú? ¿Qué es lo que no te ha gustado?
El – Más vale que no entre en los detalles. Volverías a enfadarte…
Ella – ¿Yo? ¿Enfadarme? Espera, a mí me da igual que te haya gustado o no. A mí me gustó, y ya está. Lo siento por ti si te has aburrido…
Silencio.
El – No vamos a pelear por esto…
Ella – A veces me pregunto lo que hacemos juntos.
El la coge por la espalda.
Ella – Espero que la próxima vez nos guste a los dos…
El – O por lo menos que tengamos la misma opinión…
Ella le echa una mirada interrogativa.
El – Quizás nos fastidiemos los dos.
Ella – Sí… Es minimalista, esa visión de la armonía en la pareja…
Se van. Oscuridad.