La ecología puede convertirse en el tema de una tragicomedia cuando la locura de los hombres pone en peligro su propia existencia como especie. El tema de la ecología sigue siendo poco explotado en el teatro como un argumento dramático genuino. En su lugar, el tema se aborda de manera pedagógica en espectáculos con fines educativos y moralizadores, supuestamente destinados a provocar una conciencia beneficiosa.
Jean-Pierre Martinez, en su teatro, aborda el apocalipsis climático que se avecina como una tragedia en el sentido literal. Como en toda tragedia, los protagonistas están condenados de antemano por las fuerzas oscuras que los consumen desde dentro, y se precipitan hacia su fin sin hacer nada para evitarlo, ya sea por fatalismo o porque están cegados por un sentimiento de omnipotencia.
Porque es otra forma de hybris para la Humanidad pensar que podría vencer a la « naturaleza » y arrastrarla consigo en su caída. El fin programado de la vida en la Tierra no impedirá que el mundo siga girando. El suicidio de la Humanidad tampoco impedirá que la vida prospere de otras formas o en otros lugares.
La ecología es, en primer lugar, el juicio del propio Hombre. A la luz de su balance ampliamente catastrófico, ¿merece la Humanidad ser salvada? Esa es la verdadera pregunta ética planteada por el problema del apocalipsis climático que ya ha comenzado.
Después de nosotros el diluvio
Apenas un instante antes del fin del mundo