2 – Dead line
Un hombre sentado frente a una mujer instalada delante de un ordenador.
Ella (mirando la pantalla) – Pues… según los datos que me ha dado, tendría que ocurrir el… 27 de diciembre de 2041.
El – ¿ A qué hora ?
Ella (con una sonrisa) – Bueno, nuestro programa todavía no ha llegado a ese grado de precisión. Digamos por la noche.
El – Ah…
Ella – ¿Algún problema? Si no me equivoco, usted tendrá 76 años y 3 meses… No será muy mayor, claro, pero… teniendo en cuenta su higiene de vida, y su alojamiento insalubre… Se lo aseguro… No podía esperar nada mejor…
El – Sí, lo entiendo, por supuesto, pero es que… El 27 de diciembre… Cae justo en medio de las fiestas, entre Nochebuena y Año Nuevo… No me viene bien. Mi mujer y yo, llevamos una tienda de chocolate. Realizamos la mitad de nuestro volumen de ventas durante esta última semana del año…
Gesto de ella para significar que lo siente, pero que no puede hacer nada.
El – ¿ Y si yo dejara de fumar…?
Ella – Bueno, en ese caso… Vamos a ver… (Golpeteando en su teclada) No fumador… ¿ Así que definitivamente no piensa cambiar de casa…?
El – Vivimos con mi madre. Justo encima de la tienda. Y no pagamos nada.
Ella – Bien… Lo que nos daría… El 29 de febrero de 2044… Es un año bisiesto…
El – Mmmm…
Ella – Usted ganaría casi tres años.
El – No sé si vale la pena…
Ella – Usted verá…
El – ¿ Y si dejara también el coñac…?
Ella – Tampoco tiene uno que dejar de vivir sólo para morir un poco más tarde…
El – Claro… ¿ Y mi mujer…?
Ella – Bueno, eso, la verdad, no tiene mucha incidencia. Más bien sería bueno para el corazón… y para la próstata. El sexo… Sin exceso, claro…
El – No, quiero decir… Mi mujer… ¿ Para cuándo…?
Ella – Ah, sí… perdón… Pero, no… Lo siento… Estas previsiones son únicamente individuales, y tienen que permanecer estrictamente confidenciales…
El – Lo entiendo, pero… ¿ Antes o después de mí…?
Ella – Aunque lo supiera, no se lo podría decir… No insista, por favor…
El – Mmmm… (Pensativo) Ella no fuma…
Ella – Bueno, eso no significa nada… Además, hay que tener en cuenta el tabaquismo pasivo…
El – Mi esposa me obliga a salir al balcón para fumar…
Ella – Podría tener un accidente de coche… Digo, sin usted a bordo…
El – No tiene el carné…
Ella – A lo mejor, quién sabe, puede ser atropellada cruzando la calle… Sin hablar de los accidentes domésticos… No se imagina usted los horrores que pueden acontecer en una cocina… O en una casa en general. Todavía más si es muy antigua y muy mal cuidada como la suya. Un escape de gas… Una caída por las escaleras…
El (pensativo) – Un secador cayendo accidentalmente en la bañera…
Ella – ¿ Pero por qué le preocupa tanto que su esposa muera antes que usted ?(Cómplice) ¿ Quiere evitarle la pena de sobrevivirle…?
El – No, no es eso… Es… por lo del panteón…
Ella – ¿Sí…?
El – Desde que mi padre falleció, no queda más que un sitio libre en este panteón…
Ella – ¿ Y…?
El – Pues… Yo, la verdad, es que me llevaba muy mal con mi padre… Así que no querría… Usted me entiende… De modo que si mi mujer iba a marcharse primero, lo arreglaría todo… Le dejo el último sitio libre en el panteón, y yo, me puedo instalar adonde sea. Un poco más lejos de mi padre… Sin armar follón…
Ella – Claro…
El – ¿ Y si me pongo a hacer deporte…?
Ella – Si no se trata de un deporte demasiado violento… ¿ En cual pensaba ?
El – Yo que sé… ¿ Algo de pesca…?
Ella – Un barco siempre se puede hundir…
El – Puedo pescar en la playa…
Ella – Preveen un maremoto en la costa en 2040…
El suspira, y parece resignarse.
El – Bueno, pues… Tendré que conformarme con el 27 de diciembre del 41…
Se levanta para marcharse.
El – Se me olvidó preguntarle… ¿ De qué muero, exactamente…? ¿ Cáncer de pulmón ?
Ella – Ah, es verdad… Espere un momento…
Ella lo averigua en su ordenador.
Ella – Ya le había avisado de que su alojamiento es insalubre…
El no entiende.
Ella – El balcón… Se desploma… Creo que, decididamente, usted debería dejar de fumar…
Oscuro.
3 – Salida Nula
Una mujer de luto llega por un lado, con cara de circunstancias, y una corona fúnebre en la mano. Saca un pañuelo de su bolso y enjuga una lágrima. Se oye el sonido de su móvil. Ella contesta con voz muy afectada.
Mujer 1 – ¿ Sí…? Ah, eres tú… Sí, sí, ahora mismo estoy en el tanatorio. La verdad es que no lo había visto desde hace años, pero en fin… A pesar de todo, es muy emocionante. Quería verlo por última vez… Para despedirle…
Otra mujer, de luto tambien, llega por el otro lado.
Mujer 1 – Tengo que dejarte, lo siento. Mi hermana acaba de llegar. Te llamaré más tarde ¿ de acuerdo ? Gracias por haber llamado…
Las dos mujeres se abrazan, sin cariño.
Mujer 2 – Menos mal que me has avisado… Yo ni siquiera recibí la esquela de defunción. (Señalando el otro lado) ¿ Está ahí…?
Mujer 1 – Sí.
Mujer 2 – ¿ Le has visto ?
Mujer 1 – Sí.
Mujer 2 – Hace lo menos diez años… Habrá cambiado, ¿ no ?
Mujer 1 – Claro… Está muerto.
Mujer 2 – Sí… La verdad es que no estoy muy segura de querer entrar ahí. Para verle así… Yo nunca ví a un muerto. Quizás debería quedarme con la imagen de la última vez que lo vi. Lleno de vida…
Mujer 1 – Vamos. Hazlo por él. Estoy segura de que le habría hecho mucha ilusión verte una última vez.
Mujer 2 – Bueno…
Se dirige sin entusiasmo hacia el lado de la cámara mortuoria y desaparece.
Su hermana se queda sola y enjuga otra lágrima.
Mujer 1 – Dios mío…
La otra vuelve, un tanto perturbada.
Mujer 1 – ¿ Ya…?
Mujer 2 – ¿ Me dijiste que estaba ahí, verdad, por esa puerta a la derecha?
Mujer 1 – Sí… ¿ Por qué ?
Mujer 2 – Si no es él…
Mujer 1 – No le has visto desde hace diez años. Por fuerza tiene que haber cambiado.
Mujer 2 – ¿ Hasta cambiar de sexo…? Es una mujer la que está en el ataúd.
Mujer 1 – ¿ Seguro…?
Mujer 2 – Una mujer que, encima, no se le parece en nada… ¿ No te diste cuenta ?
Mujer 1 – Mira… Estaba tan conmocionada esta mañana… Se me cayeron las lentillas de contacto en el lavabo. Debe de ser la puerta a la derecha. Hay dos capillas ardientes… Voy a ver.
Mujer 2 – Mejor voy yo, ¿ no ?
Desaparece otra vez, dejando su hermana todavía más perturbada. Pero la otra vuelve en seguida.
Mujer 1 – ¿ Y bien ?
Mujer 2 – Tampoco es él.
Mujer 1 – ¿ Estás segura ?
Mujer 2 – A menos que nos haya ocultado toda su vida que era negro… Enséñame la esquela… A lo mejor, te equivocaste de dirección. Tanatorios, hay muchos…
Mujer 1 – Dios mío… Me impresionó tanto saber que había muerto. Y ahora, ni siquiera vamos a poder asistir a su entierro…
Sale una esquela de su bolso y se la da a su hermana.
Mujer 2 (echando un vistazo a la esquela) – Pues, no… Aquí está… No lo entiendo… La dirección es correcta… (Leyendo) Comunican con profundo dolor el fallecimiento de… ¡ Pero no es su nombre !
Mujer 1 – No es posible ! Dame eso…
Coge la esquela de las manos de su hermana, y la mira frunciendo el ceño para compensar la ausencia de sus lentillas.
Mujer 1 – ¡ Joder ! Es el apellido de los vecinos… Ocurre al menos una vez por semana…
Mujer 2 – ¿ El qué ?
Mujer – ¡ Que el cartero se equivoque ! Bueno, Martínez, Ramírez… Se parece mucho, ¿ no ? Yo tampoco me di cuenta…
Mujer 2 (consternada) – Así que no ha muerto…
Mujer 1 – Lo siento, de verdad… (Tenso silencio) ¿ Y qué hago yo ahora con la corona?
Mujer 2 – No esperes que el florista te devuelva el dinero…
Mujer 1 – ¡Imagínate si se pusieran a reembolsar las coronas después de los entierros…!
Mujer 2 – Pues déjala aquí… Para honrar la memoria del difunto de tus vecinos…
Mujer 1 – Sí… Aunque no parece que se preocupen mucho por él. Ni siquiera han venido a despedirle…
Mujer 2 – No tendría que sorprenderte. Tú tienes la esquela de defunción…
Mujer 1 – Dios mío, es verdad. ¿Cómo voy a anunciarles eso ahora…?
Mujer 2 – Sí… Creo que ya vas a necesitar toda la delicadeza de la que seas capaz…
Mujer 1 – Por lo menos, él no ha muerto… Pero bueno… (Suspirando) Con lo que me costó decirle adios…
Mujer 2 – Pues así, esta hecho. Por si acaso…
Se van.
Mujer 2 – ¿ Irás a verlo ?
Mujer 1 – ¿ A quién ?
Mujer 2 – ¡ A él !
Mujer 1 – ¿ Para qué ?
Mujer 2 – No sé. Como tenías tanto interés en despedirte de él. Así podrías hacerlo mientras está vivo.
Oscuro.