5 – Definición del amor (por lo que no es) y reencuentro
El (a una interlocutora imaginaria) – ¿Cuánto tiempo hace que nos conocemos? Veinte años, por lo menos, ¿no? (Silencio) ¿Por qué nunca hemos follado juntos? Nos caemos bien, ¿verdad? Incluso hubiéramos podido casarnos. Es raro, te veo un poco como una ex-novia. Aunque nunca hemos salido juntos… Por poco, una vez. ¿Te acuerdas? Habías intentado emborracharme. O al revés, no sé. Acabamos en tu casa totalmente borrachos. Nos morimos de risa toda la noche, pero nos olvidamos de follar. Quizás por eso. Porque nos caemos tan bien. Le faltaría algo de pimienta. Nos aburriríamos, a la larga. De verdad, nos reímos mucho cuando estamos juntos, pero… No me imagino follar con una chica que se ríe. Bueno, hay reír… y reír. Puedo hacer reír a una chica para follar con ella. Pero follar con una chica que me hace reír… No, si me acostara contigo tendría la impresión de acostarme con un amigo. Una amiga, si prefieres. Además, no me gustan las rubias. Sí, lo sé. No eres rubia. Pero lo eras cuando te encontré… ¡No sabía que no era tu color natural! No es que no me gusten la rubias, pero… Depende. Será el color. Eras demasiado rubia. Las chicas demasiado rubias, no sé, me dan asco, un poco. Físicamente. No sé porqué… Tendrá algo que ver con la piel. Y ahora ya es tarde. Siempre te imaginaré en la piel de una rubia que se tiñó el pelo para ser morena. Además, no eres exactamente morena, ¿verdad? Castaña tampoco. ¿Cómo decirlo? No es ni rubio, ni moreno. No es que no me gustes, ¿eh? Además, gustas a todos los tíos. Habitualmente, eso es más bien incitativo… Pero en este caso, no. No, no alcanzo a decir exactamente por qué nunca se me antojó acostarme contigo… Debe ser esto, el amor… Quiero decir el « no sé qué » haciendo que a dos personas les dé la gana de follar juntos, o más adelante si se caen bien. ¡Fíjate! ¡Hemos conseguido definir lo que es el amor! Bueno, por lo que no es… Ahora, ¿por qué me he casado con mi mujer y no contigo, o con cualquier otra? Vete a saber. Bueno, para empezar, a ella le gustaba. Era más fácil. Si no le hubiera gustado, ¿hubiera yo insistido? Y si hubiera insistido, ¿le hubiera gustado a ella o no? ¿Quién sabe? El amor compartido es más simple, pero es menos… ¿Cómo decirlo? Al vencer sin peligro, uno tiene el triunfo humilde. Sin embargo, no sé lo que le habría gustado en mí. ¿Tienes una idea? Podría preguntarle, claro, pero… Si ella me devuelve la pregunta… Hay temas que más vale no tocar. Algo de misterio en la pareja no está nada mal. En fin, sin exageración tampoco. Durante un tiempo salí con una chica. Después de un año, me dejó plantado. Le pregunté porqué. Me contestó que se aburría en la cama conmigo. ¡Fíjate! ¡Un año! Es mucha discreción, ¿no? Ahora, ¿por qué salió conmigo durante un año? Ni siquiera pensé preguntarle… Algo le habría gustado de mí, ¿no? A menos que me haya mentido. Por lo que concierne a mis hazañas sexuales, quiero decir… Para vengarse… No lo digo porque me alcanzara en mi orgullo de varón, ¿eh? Me sorprendió un poco, nada más. La verdad, tengo más bien la reputación de ser un buen amante. ¿Y tú? Quiero decir, ¿y tú, de verdad, no quieres decirme por qué nunca se te antojó salir conmigo? (Preocupado) No tienes que contestar. ¿Eh?
Reencuentro
Ella llega, con una gran sonrisa.
Ella (alegre) – ¿Me conoces?
El (volviéndose hacia ella) – No.
Ella (cómplice) – Fue hace años, pero bueno…
El – ¡Ah, sí!, quizás…
Ella (un poco ofendida) – ¿Quizás?
El – Sí, sí, ya me acuerdo, sí… ¿Qué tal?
Ella – Bien. ¿Qué haces aquí?
El – Pues, nada. ¿Y tú?
Ella (preocupada) – ¿He cambiado tanto?
El – ¡Qué va! ¡No! ¿Por qué?
Ella – Hace poco no me has conocido.
El – Perdón, es que no esperaba volverte a ver aquí.
Ella – Tú no has cambiado, ¿eh?
El – Gracias…
Ella – ¿ Pues qué? ¿Qué ha sido de tu…?
El – Bueno… Sigue igual.
Ella – Siempre tan hablador, ¿eh?
No sabe qué decir.
Ella – ¿Has vuelto hace mucho?
El – ¿De dónde?
Ella – ¡Pues de allá!
El – ¡Ah, sí…! Pues… no.
Se sonríen estúpidamente, confusos.
Ella (emocionada) – Me ha hecho mucha ilusión volver a verte.
El – A mí también…
Ella – Me tengo que ir… Alguien me espera…
Después de una duda.
Ella – ¿Un abrazo?
El – Ok…
Tomándole por sorpresa, ella le besa en la boca intensamente.
Ella (patética) – Hasta otro día, quizás.
El (confuso) – Quizás, sí…
Ella – Bueno, pues… ¡adiós, Paulo!
Ella le suelta, casi llorando.
El – Pues, sí… Adiós.
Ella se marcha. Intercambian señas de lejos para despedirse. El se queda solo.
El (desconcertado) – ¿Paulo ?